✨ El descenso a Oneiria
Oraclia avanzaba cada vez más profundo en Oneiria, guiada por el suave resplandor de la Llave de los Sueños 🔑 que colgaba de su cuello.
Desde que cruzó el primer portal, sus sueños se llenaban de imágenes extrañas:
🌉 un puente roto que unía dos acantilados,
🕯️ la mano de un niño sosteniendo una vela vacilante,
🪨 un círculo de piedras que susurraba su nombre.
Sabía que esos sueños simbólicos no eran meras ilusiones.
La Llave vibraba ante cada uno de ellos,
como si intentara descifrarlos y revelar un lenguaje olvidado.
🌌 Los paisajes cambiantes del sueño
Cada noche en Oneiria era una nueva aventura.
Oraclia cruzaba escenarios en constante transformación:
🌊 Un océano de espejos, donde cada reflejo mostraba una versión distinta de sí misma.
🌲 Un bosque interminable, cuyos árboles tenían ojos despiertos que la observaban.🌠 Un desierto estrellado, donde los astros descendían a veces a tocar la arena.
Estos viajes no eran solo pruebas, sino enseñanzas.
Porque en Oneiria, cada paso tiene un significado,
y cada objeto oculta un poder secreto.
🌫️ El encuentro con el Guardián
Durante una de estas travesías, Oraclia sintió el aire helarse a su alrededor.
En la curva de un sendero cubierto de niebla, apareció una figura colosal, envuelta en sombras vivas.
Sus ojos ardían como dos carbones encendidos 🔥,
y su respiración retumbaba como un trueno lejano.
Era el Guardián de las Pesadillas.
No hablaba con palabras, sino con visiones que invadían la mente de Oraclia:
rostros torcidos por el dolor,
gritos mudos resonando en la oscuridad,
🚪 puertas cerradas* tras las cuales se escondían los miedos más profundos de los soñadores.
Le mostró la otra cara de los sueños —
aquella en la que los deseos se transforman en cadenas,
y las esperanzas se pierden en laberintos sin salida.
💡 La revelación de la Llave
Temblando, Oraclia apretó la Llave de los Sueños contra su pecho.
El artefacto mágico brilló intensamente, lanzando una onda de luz que rasgó la oscuridad por un instante. ✨
La Llave no destruía las pesadillas —
las revelaba por lo que realmente eran:
mensajes cifrados, portadores de verdad.
En lugar de huir, Oraclia contempló las visiones del Guardián
y comprendió que detrás de cada horror había una verdad oculta,
una advertencia, o una fuerza latente esperando ser comprendida.
🌘 La prueba necesaria
El Guardián se inclinó levemente, en un gesto de reconocimiento.
Oraclia comprendió entonces que no era un enemigo,
sino una prueba necesaria.
Aún no había vencido sus pesadillas,
pero había aprendido a escucharlas.
Y así continuó su viaje —
aquel en el que cada sueño, incluso el más oscuro,
se convertía en una llave para avanzar. 🔑🌑
