🌌 El Perfume del Silencio
Oraclia avanzaba, llevada por el susurro de un viento sin dirección. Desde que había cruzado el segundo arco, el Jardín parecía haberse cerrado sobre sí mismo, como si contuviera la respiración. Aquí, incluso la luz tenía un aroma: el de un recuerdo que nunca se ha vivido, el de un sueño olvidado antes de siquiera comenzar.
🌸 La Cámara de las Flores Dormidas
El claro se abrió de repente, circular, perfecto. En su centro, un enorme lecho de flores translúcidas, suspendidas entre la floración y el sueño. Sus pétalos latían lentamente, como débiles corazones. Oraclia sintió una vibración subir por su pecho. Una sensación suave… casi familiar.
“Estás entrando en la Cámara de las Flores Dormidas,” murmuró una voz.
“Aquí reposan los sueños que aún no han encontrado a su soñador.”
Se volvió: un ser diminuto, ligero como una linterna de papel, flotaba sobre el suelo. Su cuerpo estaba hecho de niebla iridiscente; sus ojos, dos pequeñas brasas nocturnas.
Era un Hypnoli, guardián de los sueños errantes.
🌙 Los Sueños Huérfanos
El Hypnoli la invitó a acercarse. Oraclia puso su mano sobre la primera flor. Una onda atravesó su mente — una visión breve, fragmentada, incompleta:
• un niño corriendo por un pasillo de sombras,
• un pájaro de alas plateadas ahogado en la niebla,
• una voz repitiendo: “Vuelve… vuelve…”
Retiró la mano, perturbada.
“Estas visiones buscan un puerto seguro,” explicó el Hypnoli.
“El Jardín las protege hasta que un alma pueda recibirlas.”
Oraclia entonces comprendió que estas flores no eran plantas. Eran posibilidades. Fragmentos de destino.
🌫️ El Aliento del Mal Sueño
Un escalofrío recorrió de repente todo el Jardín. Las flores se cerraron, como asustadas. El suelo comenzó a temblar — suavemente al principio, luego con insistencia.
El Hypnoli palideció. “El Aliento del Mal Sueño… se acerca.”
Una niebla oscura se deslizó entre los árboles, arrastrándose. Parecía viva, hambrienta.
Oraclia sintió que la garganta se le apretaba: esta niebla tenía la misma presencia que la que apareció en su propio sueño, aquella que, la noche anterior, había borrado un rostro que trataba de retener.
La criatura onírica avanzaba hacia el claro, y las flores, una por una, se apagaban.
🔥 El Despertar de una Flor
Sin pensar, Oraclia extendió las manos hacia la flor más cercana. Quería protegerla, aunque fuera solo una. Un rayo de luz surgió de su pecho — una luz que nunca había visto, pero que reconocía su propio nombre.
La flor se abrió abruptamente. Desplegó grandes pétalos de vidrio y luz, como una estrella en miniatura. El Mal Sueño retrocedió, silbando, desgarrado por el brillo.
El Hypnoli la observaba, estupefacto.
“Has despertado una flor… imposible… a menos que…”
Se acercó, temblando.
“Oraclia, quizá no seas solo una visitante. Puede que seas… una Portadora de Sueños.”
🌟 El Secreto se Abre
Mientras la amenaza se disipaba, la flor despertada permaneció suspendida sobre la mano de Oraclia, como unida a su aliento. Brillaba suavemente, como un fragmento de alma reencontrada.
El Hypnoli murmuró: “Hypnos sabrá lo que esto significa. Pero cada respuesta tiene un precio. ¿Estás lista para cruzar el tercer arco?”
Oraclia sintió algo — en lo profundo de sí misma, en un lugar donde se entrelazan hilos invisibles — abrirse.
Alzó la mirada hacia el camino aún oscuro delante de ella y respondió: “Estoy lista.”
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